La impresión 3D gana terreno entre los usuarios

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Contrariamente a los que algunos analistas especulan, la impresión 3D sigue muy viva. Prueba de ello es que la demanda de impresoras 3D en 2015 experimentó un crecimiento del 30% según datos de Context, y del 37% según Canalys. Ambas consultoras auguran que las ventas seguirán creciendo estimuladas por la entrada de nuevos proveedores y el lanzamiento de modelos a precios cada vez más bajos. Conocedor de este empuje, el canal se está preparando para afrontar la demanda. De ello hemos hablado con los fabricantes BQ y Ricoh, y con los mayoristas DMI y MCR.

Imagine que su bicicleta se ha averiado y necesita una pieza. En lugar de esperar a que le llegue de la fábrica situada en China, se descarga las instrucciones de impresión de la página web del fabricante, las manda a su impresora 3D local, obtiene la pieza exacta que necesita y repara la bicicleta el mismo día. Aunque aún dista de ser una realidad cotidiana, la impresión 3D se está convirtiendo en una tecnología cada vez más accesible a usuarios finales y empresas. Además, se trata de un mercado con un gran potencial, y el apetito de los consumidores conectados será clave en su crecimiento, de ahí que ninguna empresa de TI deba permitirse el lujo de ignorar la impresión 3D.

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A pesar de la impresión en 3D puede haber perdido fuelle en los últimos dos años, los datos sugieren a los consumidores les resulta muy atractiva. En este sentido, GfK sitúa a la impresión 3D en la tercera posición del ranking de tecnologías que los consumidores creen que tendrán más impacto en sus vidas, por delante incluso del coche conectado, el cloud computing, los wearables y la Internet de las cosas.

Y es que la impresión 3D tiene el potencial de ser una fuerza enormemente disruptiva. Según Gavin Sugden, analista de GfK, “la impresión 3D tiene la oportunidad de influir en los consumidores y en las empresas de muchas maneras. Podría permitir un cambio radical del modelo tradicional de producción masiva de artículos estándar a otro centrado en la producción de artículos hechos a medida a nivel local. Podríamos estar ante un futuro en el que los fabricantes pondrán los diseños de sus productos a disposición de los clientes para que los impriman en casa, transformando toda la cadena de suministro".

Un mercado aún pequeño

Pese a tratarse de un mercado emergente, hasta la fecha, el volumen de impresoras 3D vendidas ha sido relativamente pequeño. Según Canalys, en 2015 se suministraron 182.000 impresoras 3D, un 37% más con respecto al año anterior, mientras que Context apunta a un crecimiento del 30% en 2015. En lo que ambas coinciden es que el mercado ha crecido estimulado por la demanda de modelos de sobremesa, mientras que la de impresoras profesionales se contrajo.

En el segmento de impresoras 3D personales y de sobremesa, la compañía taiwanesa XYZprinting sigue siendo el líder del mercado. Otros fabricantes con una larga trayectoria, como Stratasys/MakerBot y 3D Systems/Cubify han reforzado su apuesta por este mercado, en el que han entrado con fuerza compañías como Tiko, con su impresora Tiko 3D valorada en 179 dólares, la cual estará disponible este año.  

Se prevé que el crecimiento del mercado de impresoras 3D de consumo en 2016 estará impulsado por modelos mucho más agresivos en precio. XYZprinting ya ha presentado una impresora de 269 dólares que estará disponible a finales de este año, y el fabricante de juguetes Mattel también ha entrado en el juego con una impresora de menos de 300 dólares, que también estará disponible para esas fechas. También está prevista para este año la entrada de marcas como Polaroid en el segmento de impresoras de sobremesa.

Por su parte, el segmento de impresoras 3D profesionales/industriales sigue estando caracterizado por una amplia oferta de tecnologías y niveles de precio, dirigidos a una gran variedad de mercados verticales, si bien no existe ninguna solución que cubra todo tipo de aplicaciones. Mientras que el gasto industrial en impresoras 3D disminuyó, en el sector educativo se dispararon los pedidos de miles de equipos para los estudiantes.

Dentro de este segmento, que sigue liderado por Stratasys, el subsegmento de fabricación de metal, caracterizado por impresoras valoradas entre los 500.000 dólares y los 2 millones de dólares, sigue impulsando la demanda. Muchos esperan que la entrada de HP Inc., Canon y Ricoh ayude a revigorizar la demanda de impresoras 3D profesionales/industriales.

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Barreras para su despegue

A pesar de ser un producto muy atractivo, el mercado de las impresoras 3D se enfrenta a varios problemas empezando por el todavía elevado precio de las impresoras y de los consumibles, lo que hace que el producto aún esté lejos del mercado doméstico. A este respecto, Fernando Suárez, product manager en MCR, recalca que “el precio es un factor fundamental. No es un producto barato, y si lo unimos a un uso limitado en muchos casos, hace que sea un producto que no es realmente barato”.

Por su parte, Rodrigo del Prado, socio fundador y director adjunto de BQ, señala que, “si bien el precio de las primeras impresoras era alto, ya es posible tener una impresora por precios inferiores a los que tenía un PC cuando empezaron a entrar en los hogares. Por eso, creo que el precio no es el factor que está frenando a muchas personas a entrar a la impresión 3D, sino más bien el desconocimiento sobre el potencial de las impresoras 3D como herramienta de trabajo y sus aplicaciones”. Del Prado cree que, para que las impresoras 3D lleguen a ser productos de consumo masivo, habrá que derribar las dos barreras de entrada de toda tecnología:  la resistencia al cambio que conlleva esa tecnología y el desconocimiento de su potencial.  “El cambio está llegando, como siempre, a través de la educación”, apunta.

De la misma opinión es Rafael Gómez, product manager de impresión en DMI Computer, para quien, más que el precio, es más un problema de desconocimiento. “Actualmente, quitando el ámbito profesional, el consumidor medio no tiene la necesidad de imprimir en 3D. Es tarea de todos los que estamos apostando por este tipo de producto el educar a los clientes finales”, asegura Gómez. 

Otras barreras para el despegue de esta tecnología emergente son la calidad de las impresiones, que aún tiene margen de mejora, y que su utilidad aún es limitada para la mayoría de usuarios, a pesar de las muchas posibilidades que ofrece.  A ello se suma que son necesarios una serie de conocimientos como diseño, calibración, etc. que la mayor parte de la población no tiene. A este respecto, Ramón Encinas, responsable de impresión 3D en Ricoh España, comenta que “es necesario ofrecer formación a varios niveles. Solo cuando consigamos que la formación esté disponible para todo el mundo, se disparará la demanda de estas tecnologías”.

Creciente papel del canal

Lo limitado de este mercado hace que el interés del canal de distribución por la impresión 3D aún sea insuficiente. “La demanda del canal es escasa y residual”, afirma Fernando Suárez, de MCR, añadiendo que “el negocio para el canal está muy lejos de lo esperado y del potencial que proyecta. Para nosotros representa un porcentaje muy pequeño en nuestro negocio; se han hecho diferentes acciones entre nuestros clientes, pero es un producto que no está funcionando como se esperaba”.

Rafael Gómez, de DMI Computer, puntualiza que “cada día nos llegan más consultas de los distribuidores. Son sobre todo aquellos que en su cartera de clientes tienen a algunos colegios, institutos y universidades, los que más preguntan”.

Donde este producto está funcionando mejor de cara al canal es de cara a los sectores profesionales. En este sentido, la mayor parte de la demanda de impresoras 3D profesionales se ha servido directamente a través de un pequeño número de mayoristas y revendedores. GfK prevé que, a medida que cada vez más jugadores entren en el mercado de la impresión 3D profesional, las necesidades de las empresas serán satisfechas por mayoristas y distribuidores de equipos de oficina.

Según Rodrigo del Prado, de BQ, “el usuario avanzado suele comprar las impresoras 3D a través de canales menos generalistas y el ámbito profesional está muy orientado a ventas verticales. No obstante, depende del tipo de impresora, porque las industriales cuentan con un canal de distribución muy especializado”.

Se trata de momento de un negocio de valor para el canal, ya que existe todo un abanico de servicios a desarrollar alrededor del mundo de la impresión 3D. Como dice Ramón Encinas, de Ricoh, “el canal de distribución ha visto en las impresoras 3D una forma de fidelizar a sus clientes y se está preparando para no actuar únicamente como un revendedor de equipos, sino también para convertirse en un experto ofreciendo soporte técnico local y servicios de formación”.

Del prado puntualiza que, “​conforme el grado de penetración vaya aumentando y llegue a convertirse en un producto de consumo, el volumen pesará más”.