3 de cada 5 retailers ya se han adaptado al Digital Signage

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La señalización digital reduce el desperdicio, ahorra tiempo a los empleados y puede aumentar el valor de marca y las ventas. Si embargo, la inversión inicial que se debe hacer para adaptar los negocios retail sigue siendo el principal obstáculo que se encuentran a la hora de realizar este cambio.

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La señalización digital se ha convertido en apenas dos años en el futuro de la señalización minorista. Las grandes marcas de retail todo el mundo han comenzado a utilizar esta tecnología en sus establecimientos para mostrar tanto información, como promociones, precios de productos y videos. Pues bien, según datos de C!Print, más de la mitad de los medianos y grandes negocios de venta al público ya se han adaptado al digital signage. Sin embargo, la inversión inicial que se debe hacer sigue siendo el principal obstáculo que se encuentran a la hora de realizar este cambio.

Es un hecho que los negocios que incorporan pantallas en sus tiendas han experimentado un aumento de las ventas y de las consultas sobre los productos promocionados en estos soportes digitales. Según datos obtenidos por C!Print, el 68% de los consumidores dice que compró un producto porque una pantalla digital en la tienda llamó su atención.

Por otro lado, la señalización digital afecta positivamente a los especialistas de marketing, a los consumidores y los resultados de la empresa. En este sentido, el 60% de los consumidores ven las compras en la tienda como una forma de entretenimiento, y, por lo tanto, esperan que las marcas hagan que su experiencia de compra sea divertida. Las pantallas digitales pueden usarse para mostrar tendencias y videos instructivos, no solo para mostrar cómo funciona el producto, sino también para entusiasmar a los consumidores con el producto.

El Digital Signage lleva el suficiente tiempo en el mercado para demostrar que las pantallas generan hasta un 40% más de ventas en las tiendas. La inversión en señalización digital también tiene beneficios financieros a largo plazo, como el tiempo ahorrado de los empleados y el aumento del valor de la marca, además de reducir el desperdicio. Con todos los beneficios que aporta, los minoristas deberían preguntarse por el coste de no usarlo en sus tiendas.