Crece el uso de wearables como método de pago

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Aunque el uso del wearable es prácticamente igual al del contactless, su implantación está siendo algo más lenta. Esto se debe, a que ni los fabricantes han diversificado la totalidad de sus funcionalidades, todavía muy centradas en el fitness, ni los comercios han generalizado su incorporación a la experiencia de cliente.

La tecnología “vestible” nace, como la mayor parte de avances tecnológicos, para hacernos la vida más sencilla. Esto es algo que debemos priorizar mucho en España porque, según la consultora IDC, en el último trimestre de 2018, las ventas de dispositivos wearable se incrementaron un 30% en nuestro país respecto al mismo período del año anterior. De hecho, España ocupa el tercer lugar en el ranking mundial de penetración de la tecnología wearable, solo por detrás de Estados Unidos y Turquía, según un estudio de Ipsos Affluent Intelligence.

Probablemente en los próximos años veamos diversificado mucho más el espectro de wearable utilizados en España, pero actualmente las pulseras y relojes lideran el mercado. Esto se debe, en parte, a que el uso más popularizado de la tecnología wearable es el de la salud y el ejercicio físico. Las funcionalidades de los dispositivos wearable, sin embargo, son prácticamente ilimitadas.

Universal Pay cree que en lo que probablemente más se trabajará en los próximos años es su uso como método de pago, una de las utilidades más prácticas de los dispositivos wearable, que ya está implementada en el mercado.

Su funcionamiento es muy sencillo, basta con acercar el dispositivo wearable al  terminal TPV de los comercios y se ejecuta el cobro. Su uso es igual al del contactless pero va un paso más allá en comodidad, ya que ahora para pagar solo necesitamos algo que llevamos puesto, pudiendo dejar en casa la tarjeta de crédito e incluso el teléfono móvil. Además de reducir esperas a la hora de pagar, se ahorra muchas de las gestiones al tener los cobros digitalizados: sin cuadros de caja ni pérdidas de dinero.

Aunque, como hemos visto, el uso del wearable es prácticamente igual al del contactless, su implantación está siendo algo más lenta. Esto se debe, en parte, a que todavía no se han exprimido al máximo las posibilidades que ofrece esta tecnología: ni los fabricantes han diversificado la totalidad de sus funcionalidades, todavía muy centradas en el fitness; ni los comercios han generalizado su incorporación a la experiencia de cliente.

Esto es solo el principio de las muchas mejoras que pueden nacer alrededor de esta tecnología: llevar grabado en tu pulsera wearable tu consumición habitual en la cafetería y no tener más que escanearla para pedirla; recibir ofertas en tiempo real mientras paseas por una tienda de ropa; recibir indicaciones para una visita guiada a un museo, etc.