La flexibilidad como solución en tiempos cambiantes

  • Opinión
fernando feliu

Estamos viviendo un periodo donde las catástrofes naturales, pandemias y agentes fuera de control están modificando de forma sustancial nuestros hábitos de vida y prioridades, lo cual ha impulsado un cambio en nuestra forma de trabajar. Por si fuera poco, a todo esto, se ha unido una guerra y la falta de componentes para la fabricación de herramientas tecnológicas.

Como consecuencia de esta “tormenta perfecta”, las empresas han tenido que transformarse de forma radical en poco tiempo, en muchos casos sin una estrategia bien definida dada la premura por implantar una solución, y la flexibilidad ha sido uno de los principales caballos de batalla que han tenido que afrontar.

Los empleados pasaron de trabajar en la oficina con equipos corporativos y un horario estipulado a hacerlo desde sus casas, con sus dispositivos y organizándose su propio tiempo. Una vez probada esta modalidad, empresas y trabajadores han visto sus múltiples beneficios, y volver a la “antigua normalidad” ya no es una opción.

Este cambio ha hecho que muchos aspectos que anteriormente no se tenían en cuenta hayan pasado a ser prioritarios. Entre estas prioridades, la seguridad, la asignación de herramientas, el rendimiento de los equipos que se utilizan para teletrabajar y el dimensionamiento de las infraestructuras han sido quizás los mayores quebraderos de cabeza de los responsables de IT de todas las compañías, debiendo ajustar unos presupuestos no previstos a unas necesidades crecientes.

Indiscutiblemente se han improvisado soluciones para dar una continuidad al negocio, en muchos casos a un coste superior al que debería ser, y ahora es el momento de reflexionar sobre cómo implementar procedimientos de trabajo sostenibles en estos nuevos momentos de cambio.

La importancia del cambio

Y volvemos otra vez a la palabra clave: “CAMBIO”. Los modelos tradicionales ya no son adecuados y debemos pensar en nuevas herramientas que permitan tener esa flexibilidad requerida, y en la mayoría de los casos exigida tanto por las corporaciones como por los usuarios.

Esta flexibilidad se ha basado en muchos casos en la utilización del cloud como la gran tabla de salvación, pero el tiempo está demostrando que no todas las organizaciones son capaces de soportar los costes impredecibles y las grandes inversiones que requiere. De ahí que lo que actualmente se busque sean sistemas híbridos, que permitan aprovechar las infraestructuras existentes. Realizar un “reciclaje tecnológico” que ayude a optimizar costes se ha convertido en la mejor alternativa en estos tiempos en los que prima la economía circular.

Qué mejor manera de aprovechar y reutilizar los recursos que habilitar el acceso remoto a los puestos de trabajo ubicados en las oficinas, desde cualquier dispositivo y desde cualquier ubicación. Unir este concepto a la virtualización del puesto de trabajo “inteligente” abre un interesante abanico de posibilidades personalizadas y al alcance de cualquier organización. Porque lo más inteligente no es siempre seguir la principal tendencia, sino optar por la solución más adecuada para cubrir nuestras necesidades específicas.

Una vez más volvemos a la flexibilidad, y discúlpenme si suena redundante, pero la mejor respuesta ante la demanda de flexibilidad sin duda es ser flexibles, y aplicar esa máxima a la estrategia TI que garantiza el éxito a nivel de productividad, seguridad, rentabilidad, retención de talento y satisfacción de los empleados. Pero, ¿cómo podemos ponerlo en práctica? Muy fácil. Optando por una solución de virtualización del puesto de trabajo que permita combinar la virtualización de escritorios, aplicaciones y el acceso remoto al puesto de trabajo. Configurando un despliegue on premise seguro y monitorizado, que detecte cuándo se van a agotar nuestros recursos, por lo que existe la necesidad real de realizar un desbordamiento a la nube y, en ese momento exacto, el sistema lo ejecute de manera automática, programando el encendido y apagado de las máquinas, para ajustar los costes al máximo y tenerlos siempre controlados.

En definitiva, se trata de aprovechar las ventajas de la nube con flexibilidad y con cautela, testeando sus beneficios con pequeñas cargas de trabajo antes de arriesgarnos a que puedan lastrar los presupuestos de la compañía en un momento en el que, debido a la situación global, más vale ser cauto que valiente. 

Fernando Feliu, Executive Managing Director de Virtual Cable