Optimizar la red 5G para aprovechar todo su potencial

  • Opinión
Vicente Chirac Vertiv

A medida que se implementan las primeras redes 5G en todo el mundo, con mayor ancho de banda y con velocidades más rápidas, se habilitan aplicaciones como el video de alta definición, los juegos de latencia ultra baja o la telemedicina avanzada. A medida que los operadores despliegan sus redes 5G, la disponibilidad y la seguridad se convierten en primordiales, pero gestionar el inevitable aumento en el consumo de energía es un desafío inminente.

Desde que en septiembre de 2020 Telefónica iniciara la comercialización de la red 5G en España, la demanda se ha multiplicado. No solo hablamos de usuarios que se han interesado en sus beneficios, sino también de sectores como la industria 4.0 o el universo médico, por citar a dos sectores enamorados de la tecnología 5G. Cada día son más los casos de éxito, y ya existen numerosas aplicaciones como la utilización de drones 5G para la inspección de vías por parte de ADIF; las intervenciones quirúrgicas con asistencia en tiempo real, firmadas por Quirón Salud; o la transformación de procesos productivos y transformación digital con técnicas de AR y VR llevada a cabo por Navantia (empresa pública española referente en el diseño y la construcción de buques militares y buques civiles de alta tecnología).

La buena noticia es que el 5G es ampliamente reconocido por ser más eficiente que el 3G o el 4G cuando se trata de la energía requerida para transmitir datos. Según una nueva investigación de STL Partners, desarrollada con Vertiv, las redes 5G pueden ser hasta un 90% más eficientes por unidad de tráfico que sus predecesoras 4G. Aun así, el viaje hacia la sostenibilidad ahora se está llevando a cabo en dos frentes para los operadores de redes de telecomunicaciones: lograr la eficiencia generando la menor huella de carbono posible y aprovechar las estrategias de reducción de residuos para avanzar hacia una verdadera economía circular. Aquí está el dilema para los operadores, alcanzar su objetivo de ahorro de energía, mientras desarrollan la capacidad de recuperación de red necesaria que requiere el 5G. Habilitar tantas nuevas aplicaciones 5G va a provocar un crecimiento en la demanda energética. Por lo tanto, la clave a dilucidar en los próximos años es si ese incremento en el consumo energético va a ser compensado por la optimización de la eficiencia que van a traer como consecuencia las aplicaciones habilitadas por el 5G. Este será un ejercicio de coste-beneficio: con el 5G hay más coste energético, pero por el otro lado se van a provocar ahorros al optimizar la tecnología. La gran cuestión es ver si esos beneficios van a superar al coste o al revés.  

Parte de la respuesta radica en la flexibilidad con la que se pueden escalar y monitorear el rendimiento de los sistemas. Evidentemente, interesa lograr que la tecnología 5G trabaje con la mayor eficiencia energética posible. Pero sin duda, ahora es el momento de preguntarse ¿cómo pueden los operadores aprovechar mejor su infraestructura digital para mejorar la eficiencia energética y alcanzar sus objetivos de sostenibilidad?

La solución está en reevaluar la infraestructura existente para asegurarse de que sea capaz de soportar el entorno informático de alta densidad en rápida evolución. La optimización de la infraestructura existente para lograr la máxima confiabilidad y eficiencia, al tiempo que se garantiza la flexibilidad y la adaptabilidad a las necesidades futuras, es clave.

La disponibilidad constante y la máxima eficiencia energética ya no son ideales para los operadores de telecomunicaciones y los propietarios de redes de comunicaciones, son requisitos previos. Por ese motivo, los operadores están constantemente evaluando la amplia gama de sistemas de alimentación ininterrumpida, estudiando las soluciones más innovadoras y fiables, y asegurándose que los sistemas de supervisión, control, distribución y de alimentación de energía son los más adecuados.

Para el sector de las telecomunicaciones optimizar la red 5G y las instalaciones de misión crítica es primordial, y además una inversión continua con grandes oportunidades de crecimiento y renovación. Cada vez los operadores van requiriendo lo mejor en refrigeración de precisión, y tienen una incesante necesidad de tener los equipos y controles más avanzados de la industria, y con bajos costes operativos. La Covid-19, la explosión de la digitalización y la telefonía móvil, han creado una combinación extraordinaria donde las redes van a estar sometidas a más densidad y tráfico de datos, y a un aumento del consumo de energía sin precedentes. Dado este panorama, los operadores han de mejorar la eficiencia energética para llegar a sus objetivos de sostenibilidad. La forma más segura y fiable ha de consistir en reevaluar constantemente la infraestructura existente para asegurarse de que sea capaz de soportar el entorno informático y al mismo tiempo ser frugal con su uso de energía, porque para las redes 5G este es el camino hacia la sostenibilidad.

 Vicente Chiralt, EMEA Senior Director, Field Marketing and Channel Marketing de Vertiv