3 de cada 4 empresas emplea contraseñas fácilmente hackeables

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El Password Spraying es una técnica de ataque que justamente aprovecha este hecho, contraseñas débiles o comúnmente utilizadas. El cibercriminal detrás de este ataque lleva a cabo una estrategia conocida como fuerza bruta. Desde Check Point señalan algunas claves para protegerse.

El correo electrónico, las redes sociales o los servicios de pago, son plataformas que requieren el uso de un usuario y contraseña para acceder. Pues bien, a pesar de ser un nivel básico de seguridad, es frecuente que no se preste la atención necesaria a la hora de establecer una contraseña de garantías, por lo que sigue siendo uno de los puntos más débiles en materia de seguridad.

A la hora de configurar una contraseña, es fundamental que esta sea lo más robusta y compleja posible para evitar que sea descifrada. Sin embargo, muchas veces los usuarios no tienen en cuenta este hecho y crean contraseñas sencillas como enumeraciones (123456) o la propia palabra “password” que, por su facilidad para ser memorizadas, se repiten. Como señala Check Point Software Technologies, los cibercriminales emplean técnicas como el Password Spraying para averiguar la contraseña de los usuarios y acceder a sus perfiles sin que estos sean conscientes de este hecho.

El cibercriminal detrás de este ataque lleva a cabo una estrategia conocida como fuerza bruta. Cuenta con un listado de las claves de acceso más utilizadas y se dedica a probar cada una de estas contraseñas en el servicio al que quiera acceder. Contrariamente a lo que pueda parecer, esta es una práctica muy habitual. De hecho, el 75% de las empresas emplea contraseñas catalogadas entre las 1.000 más utilizadas y fácilmente hackeables. Conscientes de este hecho, desde Check Point señalan algunas claves para protegerse frente al Password Spraying y dificultar la tarea a los cibercriminales:

--Evitar las contraseñas adivinables. Es necesario dejar de lado nombres, fechas o palabras comunes. Lo más recomendable es crear una contraseña única de al menos ocho caracteres que combine letras mayúsculas y minúsculas, números y símbolos.

--Utilizar un gestor de contraseñas. También es fundamental evitar utilizar la misma contraseña para varios perfiles. Para ello, se puede utilizar un gestor de contraseñas, que permiten tanto administrar como generar claves de acceso robustas para cada servicio.

--Habilitar la autenticación en dos pasos. Si tenemos una contraseña débil y no queremos cambiarla, e incluso aunque sea robusta, es recomendable optar por habilitar la autenticación de dos pasos. Esta capa de seguridad extra, que algunos servicios como Gmail o Outlook ya ofrecen a sus usuarios, pide al usuario que introduzca una segunda clave, que por lo general llega a través de un SMS. De esta forma, se evita el acceso a nuestra cuenta incluso aunque tengan el usuario y la contraseña.