La innovación y las actualizaciones empresariales no tienen por qué alterar el ritmo de las compañías

  • Opinión
adolfo workday

Muchos proveedores de aplicaciones empresariales convencionales destacan la posibilidad de elegir cuándo quieren programar sus actualizaciones, como si fuera una ventaja. Pero, ¿deben realmente las actualizaciones causar interrupciones?

Hoy en día, cantidad de compañías siguen contando con sistemas heredados o legacy, es decir, métodos y aplicaciones de tecnologías obsoletas que todavía se utilizan y que, además, son fundamentales para el negocio. Aunque los proveedores de sistemas tradicionales proporcionan continuamente actualizaciones, no cambia la base de la tecnología y su arquitectura subyacente, lo que conduce inevitablemente a contar con métodos, aplicaciones y procesos antiguos. Además, para acceder a las últimas capacidades o innovaciones, hay que prepararse para la inevitable interrupción de las operaciones de la empresa que conlleva cada actualización.

Ahora, muchos proveedores de aplicaciones empresariales legacy han empezado a preguntar a sus clientes cuándo quieren programar sus actualizaciones, como si esto fuera una gran ventaja. Sin embargo, no es una pregunta acertada, ya que lo que realmente están preguntando es ¿cuándo quiere programar la próxima interrupción de sus operaciones?

Este tipo de tecnologías, si bien usadas por gran cantidad de empresas por diversas razones, suelen frenar el ritmo de la innovación porque dependen de actualizaciones completas de software para incorporar las novedades. Esto significa que la aplicación completa debe ser actualizada y las integraciones requeridas deben ser reimplementadas para permitir los cambios.

La interrupción operativa es una gran barrera para la innovación, por lo que debería ser mínima. La razón por la que muchos proveedores de aplicaciones empresariales exponen la necesidad de programar las actualizaciones es porque saben que sus actualizaciones causan una enorme interrupción en su negocio, y que no cuentan con la capacidad de gestionar la actualización de todos los clientes al mismo tiempo. El nivel de esfuerzo es demasiado grande y el riesgo de error es demasiado alto para ellos.

Las actualizaciones deben producirse con tanta rapidez y facilidad, que no importe cuándo se produzcan, y por supuesto, nunca deben interrumpir el ritmo del negocio de ninguna compañía.

Desplegar progresivamente los cambios y las funciones de una manera continuada y mejorar de esta forma la experiencia del cliente, evitando los parones en el tiempo es la clave de un sistema moderno. No es un proceso imposible, ni especialmente novedoso: muchas empresas tecnológicas de consumo, como son Netflix y Google, entre otros, lanzan pequeñas actualizaciones a los usuarios constantemente, y nadie se inmuta, porque simplemente funciona sin interrupciones ni caos. ¿Por qué se debería esperar menos de los proveedores de aplicaciones empresariales?

Además, los sistemas legacy también suponen riesgos en lo referente a la seguridad, por lo que muchos equipos de IT se esfuerzan por desplegar también parches básicos en todo el conjunto de aplicaciones legacy para minimizar los riesgos. La arquitectura monolítica de las aplicaciones legacy plantea un alto riesgo de fallos de TI, ya que, por ejemplo, la falta de disponibilidad de un módulo puede afectar a la disponibilidad de todo el conjunto de aplicaciones.

Las aplicaciones monolíticas también pueden ser un obstáculo para la adopción de nuevas tecnologías, ya que los cambios pueden afectar a la disponibilidad, el rendimiento o la experiencia del cliente para toda una aplicación. En consecuencia, la inversión en tiempo y dinero a menudo no permite incorporar las actualizaciones a la aplicación. Por consiguiente, los equipos de TI pueden ir por detrás a la hora de responder a las necesidades de las empresas en materia de innovación, escalabilidad o cargas de trabajo.

En el pasado, las empresas actualizaban sus aplicaciones porque querían acceder a nuevas capacidades. Y estas tenían que merecer la pena, compensar el “dolor” operativo asociado a la actualización. Sin embargo, ahora ya no hay que soportar ese dolor para disfrutar de nuevas capacidades, sino que hay que apostar por la modernización de las compañías a través de aplicaciones empresariales de vanguardia, basadas en SaaS, que permitan a la empresa contar con un core inteligente y flexible, y que le permita adaptarse a los cambios derivados de un entorno cambiante como en el que vivimos.

Adolfo Pellicer, Country Manager de Workday para España y Portugal