Las empresas optan cada vez más por un enfoque multicloud y all-as-a-service

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El cloud computing permite medir los recursos por uso, y ofrece mayor resiliencia, elasticidad, aprovisionamiento de autoservicio, flexibilidad en la migración y seguridad, adaptándose a las necesidades y al rimo de crecimiento que pueda tener cada compañía. Se espera que para 2020 alrededor del 83% de las cargas de trabajo empresariales estarán en la nube.

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El contexto actual frente a la crisis del Covid-19 ha impulsado a las empresas a adoptar este modelo cloud centrado cada vez más un enfoque multicloud y all-as-a-service, con la posibilidad de acceder a cualquier servicio tecnológico y asegurando el mantenimiento y liberando tiempo a los trabajadores para que se centren en sus especialidades, según Vector ITC.

Cuando una empresa decide migrar a la nube, traslada su infraestructura de TI fuera del entorno local, a un centro de datos mantenido por un proveedor cloud, que es el que tiene la responsabilidad de gestionar la infraestructura de TI del cliente, integrar las aplicaciones y desarrollar nuevas capacidades y funcionalidades para seguir el ritmo de las demandas del mercado. En eso es básicamente en lo que consiste el cloud computing, en lugar de realizar grandes inversiones en bases de datos, software y equipos, las empresas optan por acceder a la potencia de cálculo a través de Internet y pagar por lo que consumen.

El cloud computing ofrece muchas oportunidades para optimizar las operaciones y disponer de una gran cantidad de soluciones “as a Service”, lo que beneficia tanto a las empresas como a los usuarios finales. Estas son sus grandes ventajas:

· Pago por uso. Con la computación en la nube, los recursos se miden por uso, reduciendo tanto los riesgos de piratería como los costes de la empresa.

· Resiliencia. Donde anteriormente, un fallo en el equipo o un corte de energía podría potencialmente provocar una interrupción importante, ahora, los avances de la computación en la nube significan que un servidor, red o centro de datos completo puede recuperarse rápidamente de tal incidente y continuar operando.

· Elasticidad. La elasticidad es total, en la medida que permite escalar fácilmente tanto hacia arriba como hacia abajo.

· Aprovisionamiento de autoservicio. Ofrece a los desarrolladores y usuarios expertos en tecnología tener control sobre la configuración de un servicio o aplicación sin necesidad de la participación de un equipo de TI dedicado. Esto significa más automatización, velocidad y previsibilidad, así como menores costes.

· Flexibilidad de migración. Aunque los pasos iniciales de migrar todos los datos, aplicaciones e infraestructura de una empresa a la nube son complejos y requieren de un tiempo inicial, una vez completado el proceso, la facilidad con la que los datos se pueden transferir hacia y desde la nube dará sus frutos en términos de ahorro de costes y de capacidad de utilizar servicios nuevos con mayor facilidad.

· Confianza y seguridad. Un proveedor de nube experimentado invierte continuamente en las tecnologías de seguridad más recientes, no solo para responder a las posibles amenazas, sino también para ayudar a los clientes a cumplir los requisitos reglamentarios.

Por todo ello, el cloud computing ha pasado de ser una opción que las empresas se resistieron a adoptar, a un modelo omnipresente y necesario para muchas empresas de vanguardia. Tanto es así que las organizaciones de todo el mundo gastaron alrededor de 107.000 millones de dólares en servicios de infraestructura de computación en la nube en 2019, un 37% más que el año anterior. Además, para 2020, alrededor del 83% de las cargas de trabajo empresariales estarán en la nube.