Las empresas de servicios de TI están experimentando una creciente presión financiera
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El alto nivel de competencia, la concentración sectorial, la obsolescencia tecnológica y la escasez de talento son los principales riesgos a los que tendrá que hacer frente esta industria en los próximos meses. La IA actúa como motor de crecimiento y como herramienta clave optimizar costes y mejorar la eficiencia operativa.
El aumento de las insolvencias en el sector de los servicios de TI refleja una tendencia al alza. De este modo, en España, el número de concursos de acreedores en empresas de esta industria cerró 2024 un 56,5 % por encima de los niveles prepandemia de 2019, confirmando que el sector no ha recuperado la estabilidad anterior a la crisis sanitaria. Esta es una de las principales conclusiones del análisis ‘Impacto de las insolvencias en la actividad empresarial española’, realizado por los expertos Coface.
Al tratarse de una industria altamente apalancada, muchas empresas de servicios de TI están experimentando una creciente presión financiera, con mayores costes de endeudamiento que se suman a las tensiones operativas. Además, la sensibilidad al precio por parte de los clientes—tanto en el ámbito B2C como B2B— está reduciendo los márgenes de beneficio, en un mercado donde los compradores buscan activamente contener sus propios costes.
Fortalezas y riesgos
De cara a 2025, se espera una aceleración del crecimiento, impulsada principalmente por la creciente demanda de proyectos vinculados a la inteligencia artificial (IA). La inversión en este ámbito, inicialmente concentrada en sectores como los semiconductores y los centros de datos, está ganando terreno rápidamente en el ámbito de los servicios TI. Y es que la IA no solo actúa como motor de crecimiento, sino también como una herramienta clave para la optimización de costes y la mejora de la eficiencia operativa.
Además, el sector de servicios TI cuenta con una serie de fortalezas incondicionales y adherentes al propio ritmo de la sociedad, como la digitalización de la economía y los estilos de vida como motor de crecimiento y los servicios de alto valor añadido, que ofrecen un elevado margen de beneficio.
No obstante, aunque el sector suele generar márgenes de beneficio saludables, reflejo del alto valor añadido que aporta, no está exento de riesgos, especialmente en un entorno tecnológico en constante evolución. Estos son algunos de ellos:
- Alto nivel de competencia: las empresas con una cartera de clientes altamente concentrada corren el riesgo de perder cuentas clave frente a competidores más ágiles o diversificados.
- Concentración sectorial: esta dependencia de un número limitado de sectores puede amplificar el impacto de cualquier disrupción externa, como recesiones económicas o a cambios regulatorios, comprometiendo su estabilidad operativa y financiera.
- Obsolescencia tecnológica: especialmente para las empresas centradas en servicios heredados. Estas compañías se ven obligadas a realizar inversiones sustanciales en innovación y modernización para mantenerse competitivas en un entorno en constante evolución.
- Escasez de talento: existe una competencia global cada vez más intensa por talento cualificado, lo que puede elevar significativamente los costes laborales y dificultar la capacidad de las empresas para mantener el ritmo de innovación.